El poder de la diplomacia ejecutiva

 

Las redes sociales, sin duda alguna, han venido a confirmar, de manera rotunda, dos principios básicos. El primero, que el hombre es el centro de todo. El segundo, que las relaciones personales son la manera más directa y potente de llegar a él.

Igualmente, nos muestran que ahí fuera hay millones de personas a las que podemos resultar interesantes pero, también, que tenemos millones de competidores que pueden hacernos sombra. Ante esta perspectiva la conclusión es sencilla. Hay que enfocar las relaciones personales como una especialización profesional más.

Puede que creas que no necesitas potenciar tus dotes diplomáticas en el grado ejecutivo porque  te consideras muy bueno en lo tuyo, dominas idiomas, hablas como Obama y vistes mejor que el Príncipe de Gales. No quiero decepcionarte, pero siendo importante, esto no hace de ti un líder carismático e influyente en el terreno profesional de hoy. Así hay miles de profesionales en todo el mundo. Es lo básico para ser tenido en cuenta. De modo que,  si al bajar del estrado no sigues siendo el centro de atención, tu puesta a punto aún no ha concluido.

Y ¿Qué tiene la Diplomacia para ofrecer al mundo de LA EMPRESA?

La Diplomacia conoce de la condición humana como ninguna otra estrategia de comunicación y de relación. Es la estrategia de comunicación por excelencia. Siglos avalan esta tesis. El que haya habido malos negociadores no quiere decir que no sea el mejor instrumento conocido para evitar conflictos y lograr buenos acuerdos.

Hablar de Diplomacia es hablar de relaciones de poder, de conflictos, de negociaciones, de estrategias y de soluciones. Su objetivo es la búsqueda de alternativas entre los distintos protagonistas, aportando una solución que contente a todas las partes. Resumiendo mucho, podemos decir que es un entresijo de estrategias, valores, normas y compromisos que, combinados y aplicados de manera certera, logran un acuerdo satisfactorio o tercera vía, tratando de evitar que alguien, generalmente la parte más débil, sea la más desfavorecida. Concebida como la gran esperanza, la tenemos como a Santa Bárbara: Sólo se recurre a ella cuando la cosa se ha puesto fea.

¿ Y la Diplomacia Ejecutiva, qué hace?

Además de saber de estrategias, de análisis, de negociación, de conflictos y de soluciones, la Diplomacia Ejecutiva sabe mucho de ejecutivos, de negocios, de empresas, y sobre todo, de la condición humana. Esta es la filosofía y el enfoque que yo he dado a este concepto totalmente nuevo de Diplomacia Ejecutiva, aplicado, estudiado y diseñado por mi, tras mis años de actividad internacional.

Como estrategia profesional es muy selectiva, y surte fundamentalmente tres efectos :
– te prepara intelectualmente para la toma de decisiones correctas
– mejoras tus relaciones profesionales gracias al uso de sus técnicas, tácticas y estrategias propias
– te acerca a la élite más privilegiada y sus negocios

Si bien una se fija en la otra, hay diferencias claves. Ambas actúan  en realidades paralelas pero completamente distintas, y por lo mismo, sus estrategias y sus tácticas también lo son. Tienen ritmos distintos, tempos distintos, objetivos distintos. Su hacer acarrea consecuencias distintas. Este ejemplo lo clarifica bastante: Una nación torpe en su diplomacia no desaparece como tal aunque pierda posesiones o colonias en una negociación o acuerdo mal llevado. Un ejecutivo torpe en su diplomacia, y más ante decisiones importantes, puede costarle el cargo ipso facto  o llevar su firma a la ruina.

Convertir tus relaciones en un importante capital económico y de referencia, moverte en distintas culturas como pez en el agua, o generar admiración por tu ética vanguardista, son activos que hacen de ti un gran referente y un  ejecutivo socialmente maduro, atractivo y rentable. Hoy la empresa reclama esta nueva saga de directivos.

Formar parte de la élite más influyente es un imprescindible para conseguir negocios y oportunidades interesantes a escala global. No es para perezosos, pero vale la pena.

¿Te has parado a pensar si tú o tu empresa perdéis negocio por utilizar una pobre estrategia en Diplomacia Ejecutiva?

©Josefina Escudero

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