Años de retraso llevamos en España a la hora de salir a trabajar fuera.
La crítica situación económica en España está obligando a que muchos de nuestros profesionales hayan tomado la decisión de abandonar el hogar y salir a trabajar fuera de España. Jóvenes y no tanto, quien tiene posibilidades de un mejor futuro profesional se mueve. La diferencia de esta emigración con otras anteriores es que, ahora se reclama y se van los más preparados.
Algo que debía ser normal desde hace mucho tiempo en el sistema universitario y empresarial español, está siendo tratado y analizado como una de las mayores desgracias.
El primer análisis que hace la mayoría es que después de haber invertido en su formación, serán otros quienes se beneficien de ello.
Salir fuera enriquece a todos, se sea del país que se sea. Pero si además la situación nos impide sacar provecho a años de estudio y trabajo , entonces, lo inteligente es salir, ya que quedarse sólo traerá estancamiento, frustración, empobrecimiento y desánimo, por no hablar de otras cuestiones como la autoestima, básica para afrontar las alternativas profesionales.
Llevo trabajando y viviendo fuera de España casi dos décadas, lo que ha sido todo un privilegio que me ha abierto un universo al que , de otro modo, no hubiera accedido y del que aún me sigo nutriendo.
Salir al extranjero no es una desgracia, sino una magnífica ocasión que puede traer ventajas para todos.
Primero para los que se van, porque además de aprender otros idiomas, aprenderán también a trabajar con un rigor, disciplina, productividad y respeto, propios de sociedades maduras y comprometidas, valores que en España se añoran cada vez más.
Y en segundo lugar, porque a su vuelta, pueden incorporar, en beneficio de todos, ese activo adquirido en el exterior, siempre que los que los reciben al regreso, también cambien de actitud y lo permitan, dicho sea de paso. Lo que por ahora sucede en contadas ocasiones.
Por otro lado, cuanto más preparado se llegue a ese mundo desconocido y plural, menos traumática será la experiencia y más oportunidades de éxito contarán a nuestro favor y en menos tiempo. Ahí también hemos de hacer un cambio de actitud. Como decía Disraeli:
«la suerte consiste en estar preparado para cuando se presente la ocasión” .
La preparación técnica ya no es suficiente en el mundo cambiante y plural de hoy, en el que la competencia y los resultados a corto plazo son norma establecida.
Por tanto, conocer de antemano la realidad en la que vamos a movernos, se convierte, no en una conveniencia, sino es una necesidad. Tenemos poca experiencia en esto de movernos en entornos desconocidos, por lo que descuidamos imprescindibles fundamentales para evitar resultados catastróficos. Y es que, conocer el estilo de hacer negocios es tan necesario para nuestro éxito, como conocer las leyes impositivas o de mercado de la zona que nos ocupa. No olvidemos además, que la competencia, que ha llegado antes que nosotros, ya domina estos extras.
Por tanto, si además de incorporarnos tarde al mercado internacional, vamos mal preparados… creo que no es necesario que termine la frase.
Las redes sociales son un gran aliado en la búsqueda de información, en la recopilación de datos o la práctica del networking. Para temas profesionales Linkedin es sin duda la más adecuada.
Se impone por tanto, un cambio de actitud importante. Si para sacarnos de este letargo ha tenido que venir el hombre del saco en forma de crisis, es posible que algún día le demos las gracias. Ahora es cuestión de mirar al futuro con perspectivas más amplias.
De no hacerlo, de tanto colgar de Europa, corremos el riesgo de terminar descolgándonos del todo.
© Josefina Escudero