¿Es el protocolo mero sentido común?
Quién así afirme confunde el protocolo con lo que no es.
Para empezar, ¿qué entendemos por sentido común a la hora de relacionarnos con los demás, de ejercer nuestra influencia en los otros? ¿El de Donald Trump? ¿el del papa Francisco? ¿ el de un explotador vulgar y corriente?, ¿el de un empresario chino? el del Ku Klus Klan allá en el siglo XIX principios del XX? ¿el de un profesor de ética?
Visto así, el sentido común no es un valor estable, más bien parece que es aquello que cada uno adopta como normal para fijar su forma de relacionarse con los demás, de tratar a los demás, de entender las relaciones, sean estas con autoridades, jefes de estado, directivos de empresas, o un organismo internacional.
Un concepto tan laxo puede confundirse con el libre albedrío o lo que dios nos de a entender a cada uno. Y eso tampoco es el sentido común.
Por tanto, no siempre se puede aceptar el sentido común como garante de nada. Y menos de lo que es el protocolo. ¿Dónde quedan las reglas, las normas, el derecho que las ampara, la estrategia, y la inteligencia contextual para saber aplicarlas convenientemente?
Y a riesgo de resultar cansina repito: debe ser el protocolo el referente a la hora de entender las relaciones y mostrar respeto por lo que somos y representamos. Lo demás es demagogia barata o arrogancia de ignorantes.
© Josefina Escudero