Estamos en Semana Santa y es tiempo de procesiones, de pasos y de festejos. Es una semana donde la devoción está muy viva en muchas localidades de España. Algunas cofradías desfilan con más austeridad que otras pero todas se desviven para rendir homenaje a sus creencias. En Andalucía encontramos sin duda una gran riqueza de telas, de colores y de brocados que cubren las vírgenes más aclamadas. Sin embargo, no podemos dejar de lado las procesiones de Zamora que se caracterizan por una solemnidad y una gran tradición cuyos tambores retumban en sus calles.
Pero ¿sabemos qué representan los colores usados en los oficios? Los colores litúrgicos son los colores específicos que se utilizan para la liturgia cristiana y sirven para subrayar las características de un tiempo determinado del año litúrgico, destacar una fiesta o feria dada del calendario, o una ocasión especial.
El papa Inocencio III (1198-1216) fue el que esbozó el uso de los colores litúrgicos que utilizamos actualmente en las celebraciones de la Iglesia. Este papa basó su simbolismo sobre las interpretaciones alegóricas de los colores y las flores mencionados en la Escritura, especialmente en el libro del Cantar de los Cantares, donde los colores juegan un importante papel en toda la narración . Las recomendaciones de Inocencio se hicieron oficiales en el año 1570, durante el pontificado de Pío V.
¿Qué simbolizan los colores que utilizamos en la liturgia?
Blanco. Tradicionalmente el color de la clase pudiente y más adinerada que no tenía que realizar ningún trabajo físico, al ser color muy delicado para mantener impoluta la imagen de quien lo portaba.
En la liturgia romana representa a Dios. El blanco es la esencia misma de la Semana Santa. Color de felicidad, de luz y de vida. También simboliza la sencillez, la inocencia, la pureza, la fe y la dignidad. Pero el blanco, junto al dorado, no sólo es protagonista en Semana Santa. Se utiliza en la Iglesia romana, en Navidad, Pascuas, Ascensión, en la fiesta del Sagrado corazón, de la Virgen María, así como para las fiestas de pontífices y de todos los santos y santas que han expresado su fe.
Violeta o púrpura. Representación de la espera con el encuentro con Cristo. simbolizan la penitencia y el duelo. Se llevan durante la Semana Santa, los domingos de Cuaresma y en los cuatro domingos de Adviento.
La palabra «púrpura» proviene del griego «porphyra», una especie de marisco del que se obtiene un tinte de este color. Era carísimo porque se necesitaban más de 10.000 moluscos para un metro de tela , por lo que solo lo usaban los reyes, emperadores y hombres ricos de gran influencia . La palabra «violeta» proviene del latín «viola», el nombre de una planta púrpura azulada. El violeta se veía en la antigüedad igualmente como afirmación de la realeza, del poder, de la riqueza, etc. La Iglesia, por su parte, ha asociado el color violeta a la penitencia, a los rezos, a las preparaciones de grandes festejos, como Navidad y Pascua. El violeta se traduce por una cierta austeridad y moderación. También está presente en la liturgia de los difuntos.
Rosa. En España existe la costumbre de sustituir los Domingos III de Adviento (Gaudete) y IV de Cuaresma (Laetare) los habituales ornamentos violetas por ornamentos rosa. Hoy es facultativo hacerlo o no.
Rojo cardenalicio. También color propio de reyes y poderosos. Es el color del Espíritu Santo. Este color brillante se relaciona con la Pasión de Cristo, los Mártires y el Santo Espíritu. El rojo simboliza la sangre de Cristo y por lo tanto, la pasión, el peligro, la caridad, el amor y la valentía. El color rojo se utiliza para la elección de los pontífices. Para los días de festejos católicos, principalmente en el Domingo de Ramos, el Viernes Santo, el día de Pentecostés. La palabra «rojo» proviene del latín, de la palabra «russus».
Verde. Simboliza la esperanza con el Paraíso. El verde se traduce por la paz, la tranquilidad y la esperanza. Este color también evoca la creación de Dios, la naturaleza, la vida. Según las creencias de los pueblos antiguos, el verde era sinónimo de primavera, de vegetación, de renacimiento y por lo tanto, de una buena cosecha. Este color se utiliza en la liturgia en los días en que no se celebra ninguna fiesta especial: después de Navidad hasta Cuaresma, y después de la Pascua hasta el Adviento; en los domingos y en aquellos días que no exigen otro color. Simboliza la esperanza por la venida del Mesías y por la Resurrección salvadora.
Negro. Es la representación de la tristeza. El negro hace su aparición en la liturgia a finales del siglo XII. Este color se asocia al duelo y expresa tristeza, consternación, dolor. Por otro lado, simboliza la acción de Satanás y sus victorias. Anteriormente se empleaba el Viernes Santo y en los oficios por los difuntos pero desde la reforma litúrgica del concilio Vaticano II, el negro se reemplaza por el rojo en el Viernes Santo y por el morado en los oficios para los difuntos.
Colores sustitutivos: Azul, Dorado, Plateado
Azul. España, junto a los países que fueron colonias españolas pueden usar este color porque simboliza la pureza y la virginidad, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, patrona de este país, y en sus celebraciones votivas, aunque por extensión se utiliza en otras fiestas de la Virgen.
Dorado. Los ornamentos de fondo dorado pueden sustituir a cualquier color en ocasiones, excepto al morado y al negro. Normalmente se usan en las celebraciones más importantes del año que son la Misa del Gallo de la Natividad del Señor y sobre todo en la Vigilia Pascual del Domingo de Resurrección.
Plateado. Los ornamentos de fondo plateado pueden sustituir exclusivamente a los de color blanco.
Los colores en otras religiones: En el siglo XVI, las iglesias de la Reforma rechazaron en términos generales el color como un complemento del culto. Los calvinistas rechazaron todo tipo de colores y texturas, optando por la toga negra de predicación, que se pone sobre la ropa oscura de calle. Con el tiempo, muchos protestantes reintrodujeron el color, especialmente los luteranos y los anglicanos, aunque realizando sus propios esquemas de colores; el amarillo, por ejemplo, se puede sustituir por el verde.
© Josefina Escudero