Un regalo dice mucho de la persona que lo hace. Cuidado con provocar el efecto contrario al deseado. No hay peor regalo que el que produce desencanto en quién lo recibe.
No podemos buscar un regalo con el alma de ir a trabajar. Así no puede salir bien. Al regalo hay que ponerle emoción, interés y mimo, mucho mimo. Y una buena labor de espionaje. Para saber exactamente qué buscamos.
El regalo, pues, tiene que ser oportuno, acorde con la persona, edad, y momento que lo indica. Tampoco debe apabullar y nunca ofrecer algo que la otra persona no esté en condiciones de poder corresponder de igual manera.
Por dónde empezar
1.- Hay dos clases de regalos. Los que te encuentran a ti, y los que tu tienes que encontrar. Para estos últimos hay que prepararse. No vale cualquier momento, ni salir de cualquier manera. Hay que vestir de forma cómoda pero cuidada. Eso predispone ya un estado emocional y de ánimo que implica “refinamiento”, un aditivo imprescindible para la caza de nuestro objeto.
2.- No salirse del presupuesto. Un buen regalo no tiene por qué ser caro. Es un obsequio, no una ” competición de posibilidades ” a ver quién da más.
3.- Fuera prisas. Ya se que esto parece un imposible en los tiempos que corren, pero todo es cuestión de planificarse bien. No lo busques con el tiempo límite. Casi nunca encontrarás lo adecuado, al final comprarás algo para salir del paso y eso se nota. No obliguemos a nadie a forzar el disimulo. Eso equivale a un suspenso en toda regla. Y si se trata de un niño, con esa espontaneidad suya y que nadie le pide en esos momentos, puede sacar los colores al más pintado.
4.- Cuidado con la originalidad. Una cosa es ser original y otra dar un regalo imposible. Es decir inútil y que se convierta en mala imagen nuestra con la desilusión al otro lado.
Hay magníficas posibilidades de ofrecer un regalo interesante en estos tiempos de crisis. Regalar experiencias, tan de actualidad hoy, un masaje anti-estrés, una sesión de belleza, una tarde de protocolo a ti , a tu equipo o a esa pareja que se casa pronto y que no tiene ni idea de cómo gestionar un hogar. La posibilidades son muchas .
5.- Envolver el regalo. Los regalos han de darse siempre envueltos. Si es en tela resulta muy original y más elegante. Nunca entregarlos guardados en bolsa de plástico. Busquemos una bonita bolsa de papel y la personalizamos con algún adorno extra, un lazo, una figura personalizada anudando las asas, o una bolsita de caramelos, unas piñas, o cualquier otro objeto original que muestre creatividad y afecto.
6.- Quitarle el precio. No hay nada más vulgar que dejar la etiqueta pegada al objeto. Pocas cosas dicen tan mal de nosotros en un trozo de papel tan pequeño.
7.- Incluir una tarjeta adecuada, escrita de nuestro puño y letra , sobre todo si no lo entregamos en mano directamente, o la persona recibe varios regalos a la vez y no está en condiciones de abrirlos todos en nuestra presencia .
Un saludo,
© Josefina Escudero