Si hay una fiesta que invita a la mesa esa es precisamente Navidad. Experta en remover emociones, la navidad nos incita a buscar ese aire mágico y cálido que le es tan propio. Es el momento de abrir armarios, visitar cómodas, viajar por los cajones y sacar nuestras mejores joyas domésticas. Sin olvidar nuestra vena creativa, por supuesto.
En cuanto al mantel tradicionalmente se utilizan los colores rojo – burdeos, blanco o verde inglés. Sin embargo, el blanco o el marfil son siempre una apuesta sin riesgo, elegantes por naturaleza, más fáciles para tratarle las manchas y por la noche dan más luz a la mesa. Y los adamascados mejor para estas fechas.
La mesa
La mesa ha de estar preparada según la hora y el menú. A la hora de vestirlas permite infinitas posibilidades. El siguiente video explica los pasos para montar una mesa .
Las de Navidad ya tienen su sello característico. No obstante, podemos darle un toque personal usando nuestra creatividad. Una forma simpática para lograrlo es usar tarjetas de Navidad para indicar el menú. Y como tarjetas de asiento podemos utilizar una cajita de regalo con el nombre de cada uno, colocada sobre el plato trinchero, que puede guardar un mensaje sorpresa.
La mesa de Nochebuena
Admite una decoración más rica y creativa , donde las velas tienen su propio protagonismo. Han de ser de buena calidad, que no goteen, que no estén perfumadas y duren al menos lo mismo que la cena para no tener que reponerlas. Se encenderán inmediatamente antes de sentarse los invitados y evitar así cualquier tipo de accidente o molestia.
En el comedor, cuidaremos que la luz eléctrica no moleste a los invitados. Podemos considerar usar luces indirectas y las velas nada más. Si así no es suficiente, hemos de regular la intensidad que permita ver claramente pero sin ser estridente. Esto hay que ensayarlo antes. Y que el tono seleccionado sea adecuado a nuestro tono de piel y vestido. Todos hemos de lucir lo mejor posible.
Por la hora, la mujer puede vestir de largo pero ha de ir en consonancia con su pareja.
Para la comida de Navidad
La mesa admite mejor el mantel verde inglés o el rojo-burdeos, que la del 24. No obstante, el blanco o marfil son siempre colores elegantes y adecuados.
Como norma, esta mesa no admite velas y los adornos deben ser menos ostentosos. Para ser elegante no debe estar recargada. Hemos de cuidar que los adornos no tapen la visibilidad de los comensales. Y si la mesa no es muy honda los adornos deben ser mínimos cuidando que los cubiertos de un invitado no se mezclen con los de otro.
La mujer vestirá de corto y con materiales menos ricos que en Nochebuena o fin de año.
¿Y qué hacemos con los niños?
Si bien cada familia tiene su propio sistema, lo normal es prepararles una mesa aparte, decorada con motivos infantiles y navideños que a ellos les guste y se sientan identificados y complacidos.
En este caso siempre estarían acompañados por un adulto que vigilara y pusiera un cierto orden para evitar cualquier accidente. La mesa de niños no tendría nunca velas ni adornos delicados o peligrosos.
Si los niños fueran muy pequeños, entonces los sentaríamos junto a la madre o padre, en la mesa principal para que hagan el menor ruido posible y además les den de comer.
No obstante, como norma general diremos que los niños pueden sentarse con los adultos si están educados para ello, es decir que no sean caprichosos y resulten incómodos al resto de los comensales por muy familiares que éstos sean.
Y un poco de protocolo
En Nochebuena o Navidad por encima del protocolo lo importante es la alegría , pero para que todo resulte perfecto lo ideal es cuidar un mínimo las buenas maneras. No hacerlo es como si a estas alturas escribiéramos con faltas de ortografía. Y ya no estamos en edad de cometerlas.
El siguiente video es perfecto para indicarnos cómo utilizar los cubiertos de manera correcta.
Aunque el protocolo será el que marquen los anfitriones y cada casa tiene su costumbre , la precedencia esa noche la otorga la edad; los de más edad tienen preferencia sobre los más jóvenes. Por eso, si tenemos la suerte de que nuestros mayores nos acompañan, no deberíamos perder la ocasión de cederles, si no la presidencia , normalmente ocupada por los anfitriones, sí al menos el lugar de honor, es decir a la derecha de los anfitriones .
Así mismo los hijos políticos tienen más precedencia que los hijos y las hijas de los anfitriones y éstos antes que sus tíos.
No hablaremos temas delicados que puedan herir a alguno de los presentes . Pondremos especial atención a lo que bebemos para no tener que arrepentirnos al día siguiente de lo que hemos dicho o hecho.
Porque no debemos olvidar que tanta preparación y esfuerzo no es otra cosa que la manifestación estética de un acto de amor y agradecimiento hacia nuestros seres más queridos.
Y es un esfuerzo que vale la pena.
© Josefina Escudero